CHILE: DECLARACIÓN DE «SOLIDARIDAD»

[Chile] Observar, movilizar y articular para avanzar (Declaración de la organización Solidaridad)

Enviado por Gavroche en Mié, 04/03/2020 – 11:13

Observar, movilizar y articular para avanzar
Nuestra posición ante el momento actual

Solidaridad es un movimiento político anticapitalista, feminista y libertario que ha participado activamente en los movimientos sociales desde su formación en el 2016. En este súper lunes feminista y movilizado, compartimos nuestra postura sobre el momento actual y los caminos que queremos seguir recorriendo.

Observar

  1. La crisis sigue y el gobierno dice “más de lo mismo”. A más de cuatro meses desde el comienzo de la revuelta de octubre, seguimos viviendo la crisis social que se había incubado por décadas y que estalló en todo Chile. El desempleo sube, los salarios se mantienen, nuestras condiciones de vida siguen empeorando, y el gobierno no retrocede en su agenda que favorece el crecimiento de los ricos y la represión de los pueblos.
  2. Bajo la bandera del “orden público” se hermanan los partidos que prefieren mantener este régimen inútil, firmes en torno al Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución que abrió un proceso constitucional tan restringido como nuestra democracia, que no permite los cambios estructurales en el carácter del Estado o el modelo de desarrollo que se requieren para salir de la crisis.
  3. La masiva movilización de los pueblos, en todos los territorios, utilizando todas las formas de lucha conocidas y algunas que han nacido con la revuelta, ha creado un escenario inestable para el régimen, y nos ha devuelto la esperanza de que es posible transformarlo todo si nos organizamos para lograrlo. Pero no podemos olvidar que el costo de este avance ha sido enorme: decenas de muertos, miles de personas heridas, mutiladas y torturadas, y otras miles aun privadas de libertad en las cárceles del Estado.

Movilizar

  1. En marzo encontramos una nueva oportunidad para retomar la iniciativa política, esta vez bajo la potente orientación de un movimiento feminista que encarna un camino de lucha a través de la Huelga General Feminista y un proyecto de transformación total de nuestra forma de vida: en el país y en la casa. Asumimos el llamado de la Coordinadora Feminista 8M y retomamos el lugar protagónico que nos corresponde en las calles como primera línea ante el terrorismo de Estado.
  2. Creemos que desde marzo en adelante, las movilizaciones deben estar guiadas por objetivos muy claros:
  1. Defender nuestro derecho a protestar ocupando todos los espacios,
  2. Señalar al gobierno como el principal responsable político y criminal de esta crisis y la violación sistemática a los DDHH,
  3. Demandar el freno de la agenda legislativa del gobierno y la derogación de todas las leyes represivas (Aula Segura, antibarricadas, etc.), así como la liberación de todas las personas encarceladas o en prisión preventiva, que reconocemos como presos y presas políticas de la revuelta,
  4. Forzar desde la movilización masiva la implementación de una serie de medidas urgentes en salud, pensiones, transporte, educación, aborto, vivienda, entre otras, que logren paliar los efectos de una crisis de largo alcance del capitalismo en el mundo y particularmente en Chile, cuyo peso hasta ahora sólo ha recaído sobre las trabajadoras y trabajadores, tremendamente precarizados y endeudados.
  5. Afirmar la necesidad de una nueva constitución a través de una Asamblea Constituyente libre, soberana y con auténtica participación de jóvenes, mujeres, migrantes y pueblos originarios, no hecha a la medida de los partidos políticos, donde sea posible redefinir la totalidad del marco político y social de nuestra vida.
  1. Estos objetivos implican asumir que la única salida progresiva al impasse en el que nos puso el itinerario constitucional del Acuerdo es la profundización de la crisis política y la apertura de un protagonismo efectivo de los pueblos en el proceso de transformación.
  2. Confiamos plenamente en las capacidades de los pueblos en lucha pero no subestimamos las de sus enemigos declarados. El gobierno, los empresarios y sus aliados en la oposición siguen controlando los principales resortes del poder y el uso monopólico de la violencia del Estado. Por lo tanto, si en los meses que vienen no somos capaces de generar una presión popular suficiente para profundizar la crisis política y abrir otras posibilidades, debemos prepararnos para sostener la movilización bajo un escenario marcado por el proceso constitucional cocinado en el Acuerdo por la Paz, buscando superarlo.
  3. En ese escenario, el objetivo es aprovechar todos los espacios posibles para avanzar. Si se mantiene el itinerario actual, no podemos confundir el plebiscito de abril con cualquier proceso electoral, ni mucho menos hacer paralelismos sin sustento con el plebiscito del 88’. Las fuerzas de la izquierda anticapitalista debemos aprovechar el periodo previo al plebiscito como un espacio potencial de politización, realizando una campaña donde visibilicemos los límites del proceso constitucional y tracemos los ejes programáticos de un verdadero cambio estructural.
  4. Reconocemos, junto con lo anterior, que el triunfo de la opción “Apruebo” y “Convención Constituyente” por una amplia mayoría nos dejará en un mejor pie a la hora de buscar la superación de los estrechos márgenes que este proceso nos permite. Negarse a participar equivale a esconder la realidad bajo la alfombra y perder una oportunidad para presentar una alternativa transformadora a las millones de personas que participarán en el plebiscito. Si gana el rechazo, sería un triunfo de la derecha más dura y la apertura potencial de un momento de revancha fascista. Si se cayera el itinerario constitucional pero siguiera este mismo gobierno, también habrían triunfado los sectores que quieren conservar el régimen actual.

Articular para avanzar

  1. La movilización y la revuelta han impulsado a millones a organizarse en asambleas territoriales, en el movimiento feminista, en la primera línea, en los principales puntos de protesta urbana y rural, y en un profundo proceso de auto-educación política en cada cabildo constituyente, en cada olla común, en cada caceroleo. La tarea hoy es tejer con fuerza los vínculos entre estas iniciativas de organización para conformar una verdadera oposición político-social a la precarización de la vida, para que la unidad de nuestras fuerzas sea la base de una alternativa no solo para quienes se han movilizado, sino para el conjunto de nuestros pueblos. Esa alternativa todavía no existe, debemos construirla. Reconocemos que este proceso ya lo está llevando a cabo iniciativas tales como la Coordinadora Feminista 8M, la Coordinadora de Asambleas Territoriales, el Movimiento Salud en Resistencia, la Coordinadora de Naciones Originarias de la RM, Unidad Social y las incontables coordinaciones y cordones a nivel comunal y barrial que juntan sus fuerzas para avanzar.
  2. Tal como está planteado hoy, el proceso constitucional tiene evidentes limitaciones para los pueblos en términos de participación, quorum y contenidos. Además, pese a nuestra movilización masiva, no tenemos un proyecto de sociedad acabado ni una propuesta de Constitución desde los pueblos. Por ello, nuestra apuesta principal para enfrentar este momento constituyente desde los sectores movilizados es la preparación e implementación de una Asamblea Popular Constituyente.
  3. Este debe ser un proceso convocado y organizado por esas mismas fuerzas que hoy se articulan desde abajo, con el objetivo de que durante el periodo entre el Plebiscito y la Convención exista una instancia común en todos los territorios para que nos volvamos a encontrar, en la que discutamos sobre las transformaciones que queremos y cómo trabajamos para conquistarlas, en la que estrechemos los lazos en movilizaciones conjuntas y articuladas en todos los territorios, y para que disputemos el restringido proceso constitucional con nuestra propia Constitución de los Pueblos.
  4. Una Asamblea Popular Constituyente será una instancia para todas las fuerzas que aspiran a una transformación profunda, desde aquellas que quieren mantener plena autonomía del proceso institucional hasta aquellas que buscarán disputar la Convención en octubre. En la Asamblea Popular Constituyente nos levantaremos en unidad.
  5. No debemos tener miedo a luchar y hacer política en niveles diversos, manteniendo la flexibilidad necesaria para desplegar al máximo las potencialidades de los escenarios posibles. Como Solidaridad nos ponemos humildemente a disposición de todos los sectores que apuesten durante el 2020 a profundizar y extender el camino de ruptura transformadora que abrió la revuelta de octubre. Hacemos un llamado a movilizarnos, articularnos y avanzar hasta triunfar. ¡Hasta que valga la pena vivir!

2 de marzo, 2020

 

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